By Juan Carlos Meza Rosales
Una nueva e inesperada pandemia ha azotado a la humanidad a finales del 2019.
COVID-19 es el nombre que se le ha asignado a este nuevo coronavirus originado en la
ciudad de Wuhan, China. Numerosas medidas han sido tomadas por los gobiernos de
todo el mundo para intentar manejar y evitar, en la mayor medida posible, el contagio
masivo del virus, pero los resultados no han sido los deseados. El confinamiento y el
distanciamiento social, entre otras medidas, se han convertido en la norma fundamental
para mantener “bajo control” el número de infectados. Esta situación ha generado un
alejamiento físico entre las comunidades. Miles de millones de familias, amigos,
compañeros de trabajo y de estudio han tenido que conformarse con verse a través de las
pantallas y escucharse por medio de las bocinas, mientras comparten su alegría ante el
desarrollo de la vacuna y sus opiniones sobre cuándo estará disponible. Y a su vez, en
una clase de morfología y sintaxis, los estudiantes reflexionan sobre el hecho de que en
medio de una pandemia que nos distancia físicamente, la lengua continúa siendo la
herramienta primordial para lograr nuestro acercamiento espiritual.
La lengua, en conjunto con la tecnología digital, nos ha permitido seguir
compartiendo información, por consiguiente, continuar con nuestra vida en sociedad.
Desde las ideas, opiniones y conocimientos transmitidos a través de una
videoconferencia laboral o académica, hasta los sentimientos y emociones expresados
por medio de un mensaje de texto o una aplicación de citas virtuales. Este acercamiento
directo que hemos logrado mantener por medio de las palabras, y que ha procurado
nuestro éxito como especie hasta ahora, nos ha servido para combatir la amenaza que la
pandemia ha representado. Hemos comunicado los conocimientos científicos necesarios
para sobrevivir físicamente, pero también hemos expresado nuestros sentimientos para
poder sobrevivir espiritualmente. La necesidad del contacto emocional entre los
individuos ha sido posible de satisfacer a pesar del distanciamiento social, y ha sido
gracias a la lengua que, a través de los medios de comunicación, se ha podido transmitir
a miles de kilómetros de distancia en tiempo real.
Adicionalmente, gracias al aumento del tiempo libre que hemos disfrutado en
tiempo de cuarentena, a las nuevas tecnologías y a la globalización, nos hemos
interesado en aprender nuevos idiomas, descubrir nuevos géneros musicales, escuchar
podcasts culturales, y otros medios por los cuales las lenguas nos han dado la
oportunidad de acercarnos y entender otras culturas. Esto ha jugado un papel importante
en nuestro entendimiento como seres humanos ya que ha derribado las barreras que
nuestras diferencias culturales habían construido. El ver el mundo desde las distintas
perspectivas que nos describen las lenguas, ha conseguido aproximar nuestros espíritus a
través de la empatía, reforzando nuestros valores morales, y reconociendo que todos
somos iguales y que buscamos lo mismo, pero de diferentes maneras.
Asimismo, como consecuencia de la limitación que hemos experimentado en
cuanto a actividades al aire libre, nos hemos visto forzados a encontrar pasatiempos
dentro de nuestros hogares, y muchos hemos encontrado en la literatura un mundo
conocido pero que seguramente no queríamos reconocer. La literatura, al igual que las
demás formas de expresión artística, nos facilita el privilegio de conectar con el universo
desde un plano exterior y lejano hasta uno interior y cercano. La literatura nos hace
encontrarnos con nosotros mismos, conocernos y entendernos, nutriendo nuestras
almas. Esta nos ayuda a comprender nuestra existencia y necesidades, atender y honrar
nuestro ego, y así, nos capacita para acercarnos a los demás sin la necesidad del contacto
físico. Es a través de las palabras que logramos el entendimiento universal.
La llegada del COVID-19 a nuestras vidas ha servido, para algunos, como razón
para reflexionar sobre las necesidades del ser humano como especie social, y el valor de
la comunicación como medio indispensable para que la vida en sociedad sea posible.
Hemos distinguido el poder de las palabras, capaces de viajar a través del tiempo y el
espacio sin ninguna dificultad, y con la única función de servirnos para lograr
entendernos. Las lenguas nos han descrito como grupos e individuos para procurar
nuestro desarrollo físico y espiritual. Sin duda, las lenguas han sido un medio
fundamental para el logro de la vida en civilización. Sin ellas cualquier virus habría
acabado con nuestra especie, pero también, sin ellas nuestras almas estarían vacías.