By Richard Cuevas
El otro día me corté la mano izquierda.
ya no la necesito
Me había dado la frustración solamente
nada de utilidad
No valía la pena.
Llevo ya 44 horas sin ella
y me siento quieto
Este silencio nunca lo he sentido
Pero ahora la derecha me queja
porque lamenta de lo que ahora tiene que hacer
Pero le recuerdo a ella lo inútil que era la izquierda
Y ya me la corté
No hay nada más que hacer.
Seguiré
Con este silencio
Ahora no se tocan palmas
ni tambores, congas ni bongos tampoco
No hay aplausos de ningún tipo
ni saludos
ya que la derecha está tan cansaíta
y los ojos sólo topan con el suelo.
Y en 20 o 30 años
me preguntaré
si valió la pena.
Richard Cuevas, CUNY ID 23908545.